CASUALIDADES (publicado en Diario de Cádiz)
CADA vez dudo más de las
casualidades: como se suele decir "todo ocurre por algo". Y enlazo
estos pensamientos con la idea de asumir responsabilidades ya que, en el fondo,
apelar a la casualidad como explicación última encierra un desinterés por
profundizar en los "porqués". La casualidad, como la suerte o el
destino, es una variable aceptada comúnmente como causa de situaciones vitales
pero que, en realidad, no explica nada en absoluto.
De pequeño, me encantaba Tintín.
Tan motivado como estaba por todo aquello que me permitiese viajar mentalmente
lejos del colegio San Felipe, Tintín encarnaba muchos de mis anhelos:
aventuras, viajes exóticos, otros idiomas, otros países. Hasta él mismo me
debía de resultar muy atractivo por diferente: tan blanco, tan rubio, con ese
flequillo tan gracioso. Joven y fresco, pero culto y refinado a la vez. La
antítesis de los preadolescentes que cada día me rodeaban en clase.
Años más tarde, me conquistó por
duro y tierno, el papel de Billy Elliot en esa película tan bonita sobre el
niño que por tener motivaciones diferentes de las de los demás tiene que
soportar la burla de sus compañeros. Pues ese mismo actor, Jaime Bell, es el
que está detrás de la alta tecnología que Spielberg ha aplicado en su última
peli a mi Tintín de papel. Parece una tontería, pero me ha emocionado esta…
¿casualidad? No lo creo, desde pequeño quedé marcado por Tintín y si la
historia de Billy Elliot hubiese sido la de un niño de barriada jerezana que
lucha por ser bailaor no me habría emocionado, por cercana.
Tampoco fue casualidad el día
que, viviendo en Madrid, pasé delante de un cartel: "se dan clases de
catalán". Se me ocurrió apuntarme. De nuevo, la búsqueda de lo chocante,
lo diferente. Tras 8 años en Madrid, ya me dirán quién me mandaba a mí,
gaditano en la "capi", estudiar catalán. Inconscientemente, estaba
preparando el camino para vivir un día aquí. Disculpen el tono tan personal de este
artículo, esta disertación sobre aventureros rubios, niños bailarines y cómo
uno acaba aprendiendo catalán en Madrid. Les prometo que, en la próxima
entrega, "hablaremos del gobierno". Será justo un día antes del 20-N.
Creo que tendré que releer a Tintín para evadirme de la campaña electoral que
nos espera…
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